jueves, 15 de octubre de 2009

¿NOS OYEN CUANDO LLORAMOS? (constante borrador)

Fino ya no soy de la afección
y desafino en cada gesta
desde que me detesta
sin condonación.

Ahora, asiduo del mal rato
ardo en la aurora
con los ojos como platos,
y mi sueño se evapora
con la resignación.

Aunque del sosiego
eche el toldo, al sol no ciego:
Donde hubo fuego queda rescoldo.


Al odio. Al infame Erebo
nos lanzamos como cebo.
¿Quién nos oye cuando lloramos?
Al podium nunca subiremos
por mucho que lo intentemos...
¿Alguien nos oye cuando lloramos?

En el llanto, en el limbo estamos.
Con la adultez se eclipsó el encanto
que hoy tanto evocamos
con nostalgia de niñez, con espanto...
Lustros ha que no soñamos.

¿Nos oyen cuando lloramos?

Pido a la vida imposibles,
y que me cierre toda herida
de caudal insostenible;
que alivie la sangre hervida.

Hoy mi gozo se hace inasequible.

Y no hay cuerpo que salga
de esta arena movediza
que engrisece, que aletarga,
que hunde y desestabiliza.

No son solo rimas de descarga,
mi mano surge sola y agoniza.

Frío el corazón.
Muerta el alma.
Quizá no despierte
en otra ocasión.
No quiero verte
por no perder la calma
en la visión que más desalma.
Frío el corazón, muerta el alma.


Seguro tendré alas, mi cielo,
porque en la vida nos inflamamos;
es suelo caliente el hielo
que masticamos.

¿Nos oyen cuando lloramos?

De un salto alzaré el vuelo
porque en el infierno estamos,
es hielo ardiente el suelo
que pisamos.

¿Nos oyen cuando lloramos?
¿Quién nos oye cuando lloramos?

Me desespero.
Una página en la vida no se puede arrancar
aunque se pueda quemar el libro entero.

Aunque del sosiego
eche el toldo, al sol no ciego:
Donde hubo fuego queda rescoldo.


Cojo impulso para naufragar
en un atolón de cordura,
donde hay que desenterrar
un cuento de ultramar,
y disimular el pulso, la locura.

(De un ente desconocido somos plasma.
Chocamos con histeria y explotamos
cual materia. Quien ha muerto
ha renacido cual fantasma.
No es un verso vano,
será otra realidad en este plano,
otra vida, otra forma...
la energía no muere, se transforma.)

Un idea donde alojar toda existencia,
la inmensidad de los elementos,
la salinidad... Y no, no sé que mundo idear.

Lo busco y no puedo llegar
si no dejo paso al azar...
-Y...¿Qué más da lo que hice ayer?-
Nada me puede frenar,
nada me hará torcer.


(No sé quien recita
ajetreado el verso:
Mi piel es infinita
igual que el universo.)

Una rima donde alojar toda expresión
de verdad. Casi la encuentro al evocar
todo, y me envuelve la impiedad.

Puedo correr sin velocidad,
dejar libre albedrío a la ciudad...
-Y...¿Qué más da lo que hice ayer?-
Nada me puede aplastar
ni tampoco deshacer.


(Somos explosiones,
sombra y luz.
Plaquetas, planetas,
expresiones y tabú.)

¿De donde venimos? ¿Donde estamos?
¿Quienes somos? ¿A donde vamos?
¿Nos oyen cuando lloramos?
¿Quién nos oye cuando lloramos?