(El muchacho
de la paleta
se cree un buen poeta
y solo es un borracho.)
Que siga el pío-pío en sus corrales
que yo estaré entre las flores
de mis matorrales
benévolos de olores.
Duermo mejor sin vuestros males.
Mi verdad es poesía,
y la vuestra veneno
viperino y fantasía.
Cotilléen, que soy el bueno.
No me presentaré a Presidente
de la Imaginación por ley,
mi letra, mi labia y mi diente
por Gracia del Sol me hacen rey.
Cuando me ponen verde
sigo siendo el mismo;
mi alma ya no pierde.
Los culpables caen en el abismo
de la mano del sastre del desastre:
El poema sí que muerde.
Me sonríen a la cara
(¡Y que cosa más rara!
a escondidas me apuñalan
y me escupen.)
Solo expuse a mayor escala
lo que nunca sé ni supe.
(No hace falta infrarrojos
para captar la mentira en los ojos.)
Si l@s aludid@s enfurecen
el mosquito cumplió su cometido;
por el mosquito la mosca se mosquea
y la palabra cobra vida, crece,
en mis trece escribí de lo que sea.
La confianza en las maldades es jodida.
Cada cual a su movida y nada más.
Las personas llevan luces encendidas.
Sólo hay que callarse y observar.
Bien, me conocéis borracho.
Yo también me conozco...
¿Qué me vas a contar?
Yes, tambien soy buen muchacho.
Ciego no me conozco...
¿ Qué me vais a contar?
Pero todo cambia a partir de ayer.
Será mi ser tan sólo la inmensidad.
Mi mente es la captante
de la chocante realidad.
Bien, yo paso y a mi rollo.
La última vez que arrollo
a mi personalidad.
(No tengo nada
en contra de la gente.
Solo de la malvada
lengua en las serpientes.)