domingo, 11 de octubre de 2009

RIMILLAS

(Por tus cambios repentinos, dispares;
tu inquina me deja a dos velas
y me dispongo a cruzar los mares
en mi solitaria carabela,
sin brújula ni anteojo
los cuatro vientos recojo
como Ulises, en mi novela.

Ya ves, de ola en ola, oleaje
hola y adiós, y no, no pago peaje
por los dos. A la aventura
con toda mi caradura
me lanzo en plan salvaje.)

Al emprender el vuelo bajo tu velo
de risas y noches, de caminatas
y abrigo mutuo contra el hielo
de la tierra, como ratas,

perdí, bien sé porqué, la felicidad,
por rimar dos lineas incompletas,
incompatibles, semisecretas,
perdí, bien lo sé, toda humildad.

Ya no tengo que lloriquearte
para sonsacarte mis pasiones,
ahora que recibes de otra parte
besos nuevos, goterones.

Al comprender que eres libre
como el viento y airéas
las hojas de más de una libre-
ta que gustas y deseas

perdí, no sé porqué, la infelicidad,
por saber que no pierdo nada
importante, que eres leve cual calada...
Y gané, vacilante, la serenidad.

Se acabó.
Ya no eres santa
de mi devoción.
Ya no te quiero
ni me encantas.